Niño rico, niño pobre


¡Muy buenas! ¡Qué maravilla de público! ¡Oye, qué guapos estáis hoy, hombre! Yo vengo hoy a hablaros de un tema importante: los nombres que le ponen los famosos a sus hijos. ¡Cuidado con esto!

Mira, David Beckham y Risto Mejide... ¡Esa gente es rica! Y, claro, como son ricos, pues tienen esas manías... ¿Sabéis cómo llaman a sus hijos? ¡Brooklyn y Roma! ¡Brooklyn! ¿Pero esto qué es? ¡Claro! Porque dicen que es en honor al lugar donde fueron concebidos. ¡Ahí está la clave! ¡Porque son ricos! Tú imagínate si los pobres hiciésemos lo mismo... ¿Cómo le llamas al chaval? ¡"Sofá de tus padres"!

¡Claro! Porque vamos a ser realistas: cuando uno tiene dinero, va a sitios como Brooklyn, Roma, París... ¡Qué glamour! Y luego el crío tiene un nombre que te lo imaginas jugando al tenis en Wimbledon. Ahora, nosotros, los pobres... ¿qué? Si hiciésemos lo mismo, ¿cómo llamas a tu hijo? ¡"Asiento trasero de un Seat Ibiza"! O peor, si la cosa se alargó un poco... ¡"Maletero"! ¡Que ya no cabíais ni en el coche!

Y luego están los que lo conciben en el hostal ese de mala muerte que hay en todas las ciudades, el de las paredes finitas... ¡Le tienes que poner "Hostal Antonio"! ¡Porque ahí fue donde pasó todo! Te imaginas al niño en clase: "Antonio, ¿por qué te llamas así?" "Pues porque mis padres no tenían ni para un Airbnb, profe".

O peor, si la cosa se dio en la encimera de la cocina. ¡"Encimera Fernández", a sus órdenes! Claro, porque con los pobres no hay margen para inventarse cosas elegantes. Tú no puedes ponerle "Isla Bora Bora" a tu hijo, ¡si lo más exótico que has pisado es la playa de Benidorm y con suerte!

Yo me imagino a un pobre llamando a su hijo "Lavadero", o "Patio de luces". O, si la cosa se da en el coche... ¡"Rotonda"! ¡"Rotonda García"! Y lo peor es cuando llega la adolescencia... ¿Cómo le explicas tú al chaval que su nombre viene de una noche loca en una furgoneta de reparto? ¡Que le arruinas la vida! ¡"Papá, mamá, todos mis amigos son de ciudades, ¡y yo soy del 'parking del Carrefour'!"

¡Qué vida esta, amigos! ¡Que los ricos lo tienen todo y encima se permiten esas cosas! Y nosotros... ¡ni para ponerle nombre a los niños como Dios manda!

¡Muchas gracias, buenas noches!