Ser rico y de derechas

¡Hola! ¿Está el gobierno? Que se ponga.

Resulta que me han contado una cosa que... ¡Mira! Me ha dejado pensando... Me han dicho que ser rico ayuda a ser de derechas, ¿tú te lo puedes creer? Claro, yo al principio pensé: "¡Ah, claro, con razón!" Es que, a ver, cuando eres rico, lo de ser de derechas te viene así, ¡como en el paquete! Igual que cuando compras una lavadora y te regalan el suavizante. Pero ojo, porque luego me dijeron: "¡Ser de derechas no ayuda a ser rico!" ¡Y ahí me han matado!

Digo, vamos a ver, ¿cómo es eso? Entonces, ¿pa’ qué te apuntas? ¡Qué timo! Porque, claro, yo pensaba que si te hacías de derechas, al menos te tocaba algo. Una herencia, un chalecito, una tarjeta negra, ¡algo! ¡Pues no! Te quedas ahí, esperando, con la banderita en la mano y... ¡nada! Te hacen sentir como cuando compras un billete de lotería y solo te toca la pedrea.

Y me lo imagino al pobre de derechas mirando a los ricos y pensando: "A ver si me toca un poquito de lo que tienen ellos...". Pero nada, no hay reparto. Es como estar en la fiesta y ver pasar la bandeja de jamón... pero no te dan ni una lonchita. ¡Tú solo ves cómo los demás lo disfrutan!

Es que es triste. ¡Yo pensaba que había como un carnet VIP o algo! Y que, con ese carnet, te ibas al banco y te decían: "¿De derechas? ¡Aquí tiene su maletín de billetes! Y de regalo, una cuenta en Suiza". Pero no, resulta que no es tan fácil. ¡Es una estafa emocional!

Y claro, uno ya no sabe qué hacer. Porque si ser de derechas no te garantiza ser rico, y ser de izquierdas tampoco... pues, ¿qué te queda? ¡Hacerse suizo! Pero, claro, en Suiza está todo lleno de gente rica, y ahí ni de izquierdas ni de derechas, ¡ahí todos con un reloj en la muñeca y una vaca de chocolate en la mano!

En fin, yo ya no sé a quién llamar para reclamar... ¿Al banco? ¿Al partido? ¡O directamente a los Reyes Magos! ¡Que esos, al menos, cuando no te traen lo que pides, te dejan carbón... y eso, con el precio de la energía, ya es algo!

¡Qué país!